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'Marías'

La Revolución Industrial

En la segunda mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña, diversas circunstancias dieron lugar al origen de la revolución industrial: innovaciones agrícolas, incremento demográfico, dominio del comercio internacional, disminuyen el precio de los productos debido a los avances tecnológicos, concentración de talleres rurales, intervienen capitales (agriculturas y comerciantes), los burgueses aprueban leyes para favorecer sus intereses económicos.

 

El incremento demográfico exigía aumentar la producción agrícola por lo que, se aplicaron diversas medidas:

o        La rotación sin barbecho (nabos, trébol y alfalfa).

o        Mecanización agrícola (sembradoras, selección de semillas y mejora abono)

o        Cercaron las tierras (bocage, terratenientes).

 

Todo esto dio lugar a una revolución agrícola. La consecuencia principal fue el éxodo rural.

 

Entre 1760 y 1870, los cambios económicos y sociales en Gran Bretaña dieron lugar a una revolución industrial.

 

El primer sector donde se produjo un cambio fue en la producción de algodón. La elaboración de paños de lana sufrió la competencia de los tejidos de algodón. Al no encontrar mano de obra especializada se produjeron innovaciones técnicas: la lanzadora volante (1773), Spinning Jenny (1764) y el telar mecánico de vapor (1784). Este nuevo cambio se caracterizaba por la mecanización y la producción masiva.

 

Otro cambio importante fue la fabricación de la máquina de vapor (James Watt-1769), que utilizaba como combustible el carbón. Era utilizada en la industria textil y el transporte, tanto marítimo como ferroviario. Para la fundición de hierro también se utilizaba la máquina de vapor. Empleaban carbón vegetal, lo que produjo un descenso de bosques pero, posteriormente, utilizaron el carbón mineral (turba, lignito, hulla y antracita). Gracias a los sistemas de fundición Bessemer, se consiguió abaratar la producción de acero. Para mejorar la calidad del hierro utilizaban el pudelado.

 

Se desarrollaron los transportes. Los caminos ingleses eran deficientes y había un sistema de peaje que encarecía el tráfico de mercancías. También, se potenció el transporte fluvial y aparecieron los primeros barcos de vapor. Aunque los veleros eran más rápidos, se impusieron los buques de vapor y casco de hierro, que permitían transportar más mercancía y abaratar los costes.

 

El ferrocarril es el invento que revolucionó los transportes terrestres. En 1767, se construyeron trenes de pasajeros o mercancías. La gran innovación llegó cuando se empleó la máquina de vapor en el ferrocarril: en 1814, se construye la primera locomotora de vapor. Pero encontró trabas administrativas como la competencia de canales navegables y las grandes inversiones que requería. A pesar de ello, en 1830 se construyó la primera línea comercial entre Manchester y Liverpool con un gran éxito.

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