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'Marías'

El Realismo

El Realismo

1. La novela realista. Contexto socio-cultural.

 

A mediados del siglo XIX el movimiento romántico se halla en franca decadencia, si no ha desaparecido totalmente.

            La ideología dominante ahora es el positivismo. Su fundador y sistematizador fue Augusto Comte en su Curso de filosofía positiva. Esta ideología presta una atención exclusiva a los hechos y trata de establecer un sistema coordinado de clasificación y de relación entre ellos., descubriendo las leyes que los rigen. Es imposible llegar a conocer la esencia de las cosas sin la observación directa de los hechos. No existe nada absoluto; los hechos no son otra cosa que los fenómenos que se pueden comprobar por la experiencia. Este pensamiento positivista, por su carácter concreto y práctico, por la exaltación de las ciencias útiles y del progreso, es la filosofía que se adapta, casi a la perfección, al espíritu burgués.

En la 1º mitad del siglo XIX, la burguesía se había lanzado a la conquista del poder político y social, y a la afirmación y consolidación del poder económico. Los ideales de esta clase son el de libertad y orden. Libertad, para sus negocios, para intervenir en la vida del país a través del parlamento y, orden, para defender el derecho de la propiedad y los derechos que de ella se derivan.

En el terreno literario, la burguesía impone el gusto por la novela, que conoce un nuevo resurgir. Seguramente nunca se ha dado en la literatura universal un fenómeno tan extenso y homogéneo en sus caracteres como el florecimiento de la novela en la forma que se presenta después del Romanticismo hasta aproximadamente el final del siglo XIX. Desde Rusia hasta América hay un acuerdo espontáneo, que produce un tipo de narración jugosa, a la vez que testimonio de ambientes y retratos de individuos. Lo peculiar de esta narrativa es su síntesis equilibrada entre sociología e intimismo, entre la descripción colectiva y el retrato individual. Superando la acumulación de episodios propia del siglo XIX, la novela de este siglo no basa su interés en la anécdota ni en el enredo de la acción, sino en lo más hondo de la personalidad libre, en el individuo en tensa dialéctica con la sociedad, en el equilibrio entre lo social y lo individual. La novela de este siglo no quiere ser más que la visión de la vida misma.  El enfrentamiento entre la sociedad y el individuo se hace patente en los argumentos de la novela realista. El sentimiento fundamental es el de impotencia. Con los últimos realistas europeos empieza a abrirse la interrogación sobre el sentido de la vida y la sospecha de un mundo absurdo. Los personajes luchan con la sociedad, y la novela testimonia una época burguesa, industrial y agnóstica. Era lo que la sociedad pedía. Sus características: descripciones ricas, amplias y profundas; los personajes son descritos, no sólo físicamente, sino en movimiento, es decir, se les permite actuar con más libertad, aunque razonen siempre los motivos de su conducta; se hace un análisis de su estado psicológico; desaparecen los personajes paradigmáticos, las lecciones de moral, los cuidados diálogos y las primorosas descripciones.

Románticos y realistas tiene en común la sensación de que el mundo escapa a la voluntad del hombre y lo domina, pero mientras lo primeros se olvidaron del problema refugiándose en la interioridad y en el recuerdo histórico, los segundos disponen su voluntad para su conocimiento. Los realistas comprenden el enfrentamiento yo-realidad, pero lo encaran para conocer sus causas. Así aparece el anhelo de observación del cambio social y de los procesos psicológicos individuales y ese profundo análisis de sus relaciones que los realistas llevan a cabo.

Hacia 1830 puede hablarse ya en la Francia de Luis Felipe de un modelo cultural realista, aunque, aún en pugna con el romanticismo. Así se puede hablar de un cambio revolucionario, de una clase social que ha arrancado el poder a otra. La burguesía toma el poder para acabar con los modelos preexistentes (neoclasicismo, prerromanticismo, romanticismo) y difundir el nuevo modelo que se apoya en las bases positivistas. Los traumas, insatisfacciones y temores ejercen sobre la burguesía los resultados de revolución. El desengaño se convierte en una fuente del realismo.

Podemos hablar de tres fases del realismo. Una primera que nace tras la revolución de 1830 dirigida ala integración el individuo en la sociedad, aún a costa de renunciar a la satisfacción de sus objetivos. En los protagonistas de la novela rusa, como en  Crimen y Castigo de Toltoi o Los hermanos Karamazov de Dostoievski, representan la lucha del individuo contra la realidad y su integración final. La lucha no debe conducir a romper los vínculos sociales, más allá de éstos no existe sino la anarquía, la locura, el suicidio o el crimen. Una segunda fase a partir de 1948, en Francia, llamada naturalismo buscó la intensificación lógica en el proceso de aprehensión de la realidad. La denuncia de las injusticias, de los egoísmos y de las contradicciones recae en un enemigo cada vez más peligroso y organizado: el proletariado. Por eso, al tiempo que la burguesía se desliga del realismo, éste se va aislando y busca un público ideal cada vez más minoritario. El naturalismo expresa, por tanto, la crisis del individuo burgués, la novela naturalista no analiza ya el conflicto del individuo problemático y la realidad degradada, sino el comportamiento del individuo como factor del medio físico en que se desenvuelve.

 

2. Recorrido por el realismo europeo.

 

Francia

 

Destacamos a Stendhal. Su idea la proyectó en la figura de Napoleón. Sus protagonistas tiene mucho de jóvenes napoleones, soñando con el dominio del mundo desde la oscuridad de su propia vida vulgar.

El rojo y el negro; La cartuja de Parma.

 

Honoré de Balzac plasmó su mundo imaginativo en una inmensa obra de 20 años con l que quería apoderarse del mundo. En La comedia del mundo presenta al individuo en medio de la sociedad.

 

Con Flaubert hay un cambio. Su descripción del mundo es minuciosa, pero desde una postura estética. Hay en ello una raíz moral: la elevación del individuo para liberar el alma de las cuestiones cotidianas y para ello persigue una perfección formal, corrigiendo sin cesar. Tardó seis años en escribir Madame Bovary.

 

Inglaterra

 

Charles Dickens fue considerado como un fotógrafo literario, porque pintó como nadie las maneras, gestos y los dichos de toda una época. Los documentos póstumos del Club Pickwick, es un tesoro de inagotable diversión, que toma como base el ambiente social inglés. Su otra característica es la abundante creación de tipos vivos e inolvidables como Oliver Twist o David Copperfield.

 

Thackeray con La feria de la vanidad demuestra su mundo narrativo con una frialdad objetivizadora y elimina eventuales comentarios morales.

 

Otros autores destacados son las hermanas Brontë (Emily y su Cumbres borrascosas)

 

Rusia

 

Gogol alterna la realidad con escapadas a la fantasía.

 

Dostoievski su epilepsia y su condena a muerte influye en sus obras haciendo que viva al límite. Con Crimen y castigo vemos su principal poder literario: capacidad de hipnosis, de implicar al lector en la pasión del personaje. Otras: El adolescente, El idiota, Los hermanos Karamazov.

 

Tolstoi lo dejó todo para llevar una filosofía humanitaria, de solidaridad entre los hombres, una especia de religión. Guerra y paz, dejando aparte Don Quijote, sería la novela máxima europea, aunque se advierte en ella los defectos de intercalar pensamientos filosóficos y final feliz con matrimonio para todos. Otras: Ana Karenina.

 

Otro destacado es Antón Chéjov.

 

Portugal

 

José María Eça de Queiroz escribe O crimen do padre Amaro con intención anticlerical.

 

Italia

 

Destaca Giovanni Verga con su obra Los Malagana.

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